Capital humano y competitividad
Argentina cuenta con un nivel educativo superior al promedio regional, con una tasa de alfabetización cercana al 99% y más de 130 universidades públicas y privadas que forman profesionales altamente calificados en ingeniería, ciencias, tecnología y negocios. El país cuenta con uno de los mayores índices de investigadores por habitante en América Latina y un ecosistema de innovación consolidado en Buenos Aires, Córdoba
Más del 60% de los jóvenes de 25 a 34 años posee formación universitaria o técnica de acuerdo con el Banco Mundial, ofreciendo un talento bilingüe y especializado ideal para empresas globales.
Infraestructura y logística: el eje que sostiene la competitividad argentina
La nación avanza en la modernización de su infraestructura vial, aérea y portuaria, un componente esencial para fortalecer su competitividad, reducir costos logísticos y garantizar la conectividad con los principales mercados internacionales.
En los últimos años, el país ha impulsado un proceso de reestructuración de su red de transporte bajo esquemas público-privados, con el objetivo de mejorar la calidad de las rutas nacionales y optimizar el mantenimiento de corredores estratégicos. El programa de concesiones lanzado en 2025 contempla más de 9.000 kilómetros de carreteras federales y busca reactivar inversiones en infraestructura física y digital a lo largo del territorio nacional. Esta renovación apunta a reforzar la integración entre las regiones productivas del interior y los grandes centros industriales y portuarios.
El país dispone de una infraestructura logística estratégica, con los puertos de Buenos Aires, Bahía Blanca y Rosario como ejes del comercio agroexportador. El Plan Nacional de Infraestructura Logística 2030, respaldado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), impulsa la modernización del transporte, la digitalización y la interconectividad intermodal. En 2024, los puertos argentinos movilizaron volúmenes récord de granos y derivados, consolidando su rol como hub agroindustrial regional.
El transporte aéreo muestra un importante crecimiento. Con cerca de 300 aeropuertos registrados y 34 terminales internacionales activas, Argentina ha logrado ampliar su conectividad interna y externa. Solo en septiembre de 2025 se alcanzó un récord histórico de más de 4,1 millones de pasajeros transportados en vuelos comerciales, reflejo de una recuperación robusta del turismo, la movilidad empresarial y las operaciones de carga aérea. Las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Salta y Tucumán se consolidan como nodos clave de conectividad regional y acceso al mercado sudamericano.
En el ámbito portuario, el país cuenta con 37 puertos activos distribuidos entre el litoral fluvial y la costa atlántica, con especial concentración en la Hidrovía Paraná-Paraguay, eje logístico del comercio exterior argentino. En 2025 se creó la Agencia Nacional de Puertos y Navegación (ANPYN), encargada de coordinar la gestión portuaria y avanzar en la concesión de la hidrovía, donde se moviliza buena parte de las exportaciones agrícolas e industriales. Los puertos de Buenos Aires, Rosario, Bahía Blanca y Quequén mantienen un papel protagónico en la salida de granos, energía y productos manufacturados hacia Asia, Europa y América.
Esta red logística integrada por carreteras, puertos y aeropuertos constituye uno de los pilares de la estrategia argentina para atraer inversiones y diversificar su matriz exportadora. El fortalecimiento de la infraestructura no solo impulsa la competitividad del comercio exterior, sino que también crea oportunidades en sectores vinculados al transporte, la energía y la innovación tecnológica aplicada a la gestión logística.
Entorno legal y fiscal
Argentina garantiza la protección de la inversión extranjera, el derecho a la repatriación de capitales y el trato justo y no discriminatorio. La nación cuenta con 62 acuerdos bilaterales de inversión (BITs) y una política de promoción activa para proyectos con impacto productivo, regional y sostenible.
El sistema financiero combina banca pública, privada y multilateral, con líneas de crédito orientadas a innovación, infraestructura y transición energética. Programas del BID, CAF y Banco Mundial respaldan proyectos de digitalización, logística verde y movilidad sostenible.
El Ministerio de Economía y la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional facilitan procesos de radicación de empresas y otorgan incentivos en función del tipo de proyecto, impacto regional y generación de empleo.
En términos de cumplimiento y sostenibilidad, el país avanza en la adopción de estándares ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) en proyectos de infraestructura, energía y finanzas sostenibles, en línea con los compromisos del Acuerdo de París y la Agenda 2030.
Acceso a financiamiento y ecosistema financiero
El sistema financiero argentino combina banca pública, privada y mecanismos multilaterales, ofreciendo instrumentos de apoyo para proyectos de innovación, infraestructura y energía.
El Banco Nación, Banco Provincia, el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) y entidades internacionales como el BID y la CAF financian iniciativas de modernización, transición energética y desarrollo exportador.
El capital privado y venture capital muestran un crecimiento sostenido, con Buenos Aires consolidada como hub de startups tecnológicas en la región.
Según la Asociación Argentina de Capital Privado, Emprendedor y Semilla (ARCAP), la inversión en capital emprendedor superó los USD 1.000 millones, concentrándose en fintech, energía renovable y biotecnología.
Asimismo, los programas del BID y el Banco Mundial canalizan recursos hacia el Plan Nacional de Infraestructura Logística 2030 y proyectos de digitalización, logística verde y movilidad sostenible.
Argentina: un escenario rentable y en transformación para la inversión internacional
Argentina sigue ocupando un lugar destacado en el mapa de inversión de América del Sur. A pesar de los desafíos macroeconómicos, el país mantiene una posición estratégica en términos de flujos de capital extranjero, impulsado por un marco normativo que ha comenzado a abrir nuevas oportunidades para proyectos de largo plazo.
De acuerdo con datos recientes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y del Banco Central de la República Argentina (BCRA), el país registró entradas de Inversión Extranjera Directa (IED) por aproximadamente USD 23.866 millones en 2023, Aunque 2024 mostró una moderación con flujos cercanos a USD 11.400 millones, Argentina se mantiene dentro del grupo de las cinco economías sudamericanas que concentran la mayor proporción de capitales internacionales.
Un marco regulatorio que refuerza la previsibilidad
El atractivo argentino se debe, en parte, en su estructura legal favorable a la inversión extranjera. La Ley 21.382 de Inversiones Extranjeras garantiza igualdad de trato entre capital nacional y extranjero, permitiendo la libre repatriación de utilidades y la transferencia de capitales. Este principio de no discriminación resulta especialmente relevante para las compañías que buscan estabilidad jurídica y claridad en las reglas de juego.
A ello se suma la Ley 27.742, aprobada en 2024, que creó el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), una herramienta diseñada para atraer proyectos de alto impacto en sectores estratégicos como energía, minería, agroindustria, infraestructura, turismo, tecnología y manufactura. Este régimen ofrece beneficios fiscales y aduaneros, estabilidad tributaria por hasta 30 años y condiciones preferenciales para la importación de bienes de capital y la amortización acelerada de activos.
Argentina: un país de recursos estratégicos y oportunidades sostenibles
Argentina se consolida como una de las economías más diversificadas de América Latina gracias a su excepcional dotación de recursos naturales. Con una superficie agrícola de alto rendimiento, el país es un proveedor importante de alimentos para el mundo: se espera que entre 2025 y 2026 se logre una cosecha récord de 142,6 millones de toneladas de granos, impulsada por el maíz, la soja y el girasol. Este desempeño, junto con una industria agroalimentaria tecnificada y una infraestructura exportadora en constante modernización, posiciona al sector agroindustrial argentino como uno de los pilares más atractivos para la inversión extranjera orientada a la seguridad alimentaria y la producción sostenible.
Paralelamente el país se ha convertido en un actor estratégico en la transición energética global. Posee cerca del 13 % de las reservas mundiales identificadas de litio y cuenta con 197,9 millones de toneladas de recursos de litio equivalentes (LCE), concentrados principalmente en las provincias del noroeste. La formación de Vaca Muerta, una de las mayores reservas de hidrocarburos no convencionales del mundo, produce alrededor de 400 000 barriles diarios de petróleo y más de 5 billones de pies cúbicos de gas natural, consolidando al país como un jugador clave en la seguridad energética regional. Junto con los proyectos en cobre, oro y plata, el país avanza en atraer capital para desarrollar cadenas de valor en minería, energía limpia y tecnología aplicada a la eficiencia industrial.
Este potencial se complementa con un ecosistema natural único y un acervo hídrico de magnitud global: más de 11.000 kilómetros de vías navegables, 4 725 kilómetros de costa atlántica y una de las mayores reservas de agua dulce del planeta, el Acuífero Guaraní. Sin embargo, la clave para los inversionistas internacionales no está solo en la abundancia de recursos, sino en la capacidad de transformarlos en valor agregado a través de innovación, infraestructura y sostenibilidad. En un contexto de transición energética y reconfiguración de las cadenas globales, Argentina representa un destino donde los proyectos estratégicos pueden combinar rentabilidad, impacto ambiental positivo y proyección internacional.
Argentina se proyecta como un mercado estratégico para la inversión internacional, con sectores altamente competitivos, talento calificado y una ubicación geoeconómica privilegiada. Pese a los desafíos actales, el país ofrece proyectos de alto valor y retorno sostenido en energía, agroindustria, tecnología y servicios globales. En un contexto global de transformación productiva, Argentina combina recursos, innovación y capacidad de adaptación.