China

China se ha consolidado como una de las potencias económicas más influyentes de este siglo, combinando escala de mercado, liderazgo tecnológico, infraestructura avanzada y una creciente orientación a la innovación y la sostenibilidad. Como segunda economía mundial, principal exportador global y centro estratégico de manufactura avanzada, tecnología, energías renovables y comercio electrónico, el país actúa como un puente comercial clave entre Asia, Europa y América. A pesar de sus retos regulatorios y geopolíticos, China ofrece oportunidades únicas para inversionistas que buscan acceso a cadenas globales de suministro, talento altamente especializado, clusters tecnológicos y un sistema productivo capaz de impulsar proyectos a gran escala. Para empresarios internacionales, entender el potencial chino es una ventaja competitiva.

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PERFIL DE CHINA

Descripción panorama económico del país

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China ocupa hoy un lugar central en la economía global. Su tamaño, una población superior a 1.400 millones de personas, su capacidad industrial, su base exportadora y su influencia sobre las cadenas globales de producción la convierten en un actor indispensable para cualquier inversionista con visión global.

Desde manufactura y tecnología hasta infraestructuras, logística, energía, bienes de consumo, automotriz, electrónica y comercio internacional, China combina una escala de mercado masiva con una capacidad de producción competitiva. Gracias a su mercado interno, el consumo doméstico y centro exportador global, le permite ofrecer al inversionista una plataforma de entrada tanto a Asia como a los mercados globales del mundo.

El país ha desarrollado a lo largo de décadas una red de zonas económicas especiales, infraestructura portuaria, logística terrestre y marítima, capacidades industriales avanzadas y un ecosistema de innovación que impacta en tecnología, digitalización, manufactura de alta escala, investigación y desarrollo. Todo ello, junto con una fuerza laboral calificada y costos competitivos de producción, sostiene la relevancia estratégica de China como destino de inversión.

En un mundo globalizado, dependiente de cadenas internacionales de suministro, China no solo es un país productor: es un nodo central que articula mercados, producción, comercio y sofisticación tecnológica. Para inversionistas internacionales, representa una plataforma de alto impacto, con escala, diversificación sectorial y una posición geoestratégica que pocos países pueden igualar.

PERFIL DE CHINA

Por qué invertir en China

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Potencia económica
China atraviesa una fase decisiva de reajuste económico tras la fuerte recuperación pospandemia. Si bien el país ya no crece al ritmo vertiginoso de décadas anteriores, su tamaño, resiliencia interna y capacidad de adaptación mantienen a la segunda economía del mundo como un actor central para los negocios globales. El año pasado, el PIB nominal alcanzó US$ 18,7 billones, consolidando su posición entre los mercados más influyentes del planeta.

El crecimiento real del año cerró cerca del 5%, impulsado por un repunte del consumo, una política fiscal orientada a infraestructura estratégica y un rebote gradual de las exportaciones. Esta combinación confirma una transición hacia un crecimiento más equilibrado, sustentado en estímulos selectivos, innovación industrial y un mercado interno cuya profundidad sigue siendo un amortiguador clave frente a choques externos.

En comercio exterior, China volvió a demostrar su potencia exportadora: en 2024 el volumen total de bienes comercializados alcanzó aproximadamente los 43,85 billones de yuanes unos US$6 billones, con exportaciones de 25,45 billones de yuanes. El superávit comercial reforzó la posición del país como pieza indispensable en las cadenas globales de suministro.

El mercado laboral mantuvo estabilidad, con un desempleo urbano promedio del 5,1% El año pasado. Para 2025, las autoridades han priorizado la expansión del empleo, la profesionalización del talento joven y el impulso a sectores de servicios y manufactura avanzada.

Capital humano y competitividad

China se ha consolidado como uno de los mayores reservorios de talento del mundo, impulsado por la expansión sostenida de su sistema de educación superior y la amplia disponibilidad de profesionales técnicos y científicos. Aunque las cifras exactas de matrícula universitaria nacional más recientes no están unificadas en una sola fuente oficial, las estadísticas disponibles muestran que el país cuenta con decenas de millones de estudiantes de educación superior y una producción anual masiva de graduados en ingeniería, ciencias, tecnologías de la información y profesiones aplicadas. Este volumen, junto con la elevada cobertura educativa en niveles primaria y secundaria, ha fortalecido su perfil como una economía con capital humano abundante, técnicamente formado y competitivo frente a mercados avanzados.

Informes internacionales sitúan a China dentro del grupo de “alto desarrollo humano”, reflejo de avances en educación, salud y nivel de vida. A ello se suma una política pública que ha priorizado la modernización educativa, inversiones en universidades de investigación y programas de vinculación industrial, lo que ha elevado la calidad del talento disponible para sectores estratégicos como manufactura avanzada, inteligencia artificial, energías limpias, biotecnología y servicios digitales.

Para los inversionistas, este entorno se traduce en una ventaja clara: acceso a una fuerza laboral amplia, técnicamente capacitada y con costos relativos aún competitivos. En un contexto donde la innovación y la productividad determinan la competitividad global, China continúa ofreciendo un ecosistema donde el talento, en gran volumen y especialización, actúa como un motor clave para la instalación de operaciones, centros de ingeniería, cadenas de suministro de alta tecnología y proyectos de expansión empresarial.

Infraestructura y conectividad: un ecosistema logístico y tecnológico de escala global

China se ha consolidado como una de las plataformas de infraestructura más avanzadas y completas del mundo, un activo estratégico que sostiene su competitividad industrial y atrae inversión extranjera en sectores de alto valor. El país combina una red logística de alcance continental con capacidades digitales y energéticas que permiten operaciones eficientes, escalables y tecnológicamente integradas.

En transporte marítimo, la nación alberga varios de los puertos más activos del planeta, incluyendo Shanghai, Shenzhen y Ningbo-Zhoushan, que figuran de manera recurrente entre los de mayor movimiento de contenedores a nivel global. Este liderazgo fortalece su posición como centro de reexportación y conecta sus clústeres manufactureros con mercados de Asia, Europa y América. A ello se suma una red ferroviaria que supera los 160.000 km y una red de alta velocidad que, hacia finales de 2024, rondaba los 48.000km, facilitando el movimiento interno de mercancías y reduciendo tiempos logísticos entre polos industriales.

La infraestructura digital es otro pilar de su competitividad. China se ubica entre los países líderes en despliegue de redes 5G, fibra óptica y centros de datos, elementos que sostienen tanto la manufactura avanzada como los servicios tecnológicos de nueva generación. En energía, el país opera una matriz diversificada que combina generación térmica e hidráulica con una expansión acelerada de fuentes renovables como son la solar, la eólica y el almacenamiento, que acompañan la modernización industrial y la digitalización económica.

A nivel estratégico, el gobierno continúa impulsando corredores económicos interprovinciales, zonas especiales, parques industriales y plataformas logísticas integradas, en línea con las iniciativas de modernización y upgrade productivo. Para los inversionistas, este ecosistema significa operaciones con menores costos logísticos, acceso ágil a mercados domésticos y globales, y una infraestructura habilitante para proyectos tecnológicos, industriales y de exportación. Aunque persisten diferencias regionales en calidad de infraestructura y retos de regulación y sostenibilidad, la base instalada del país sigue ofreciendo una ventaja estructural difícil de igualar en el entorno global actual.

China como inversionista global y arquitecto de conectividad

Desde hace una década aproximadamente, China pasó de ser un actor comercial dominante para convertirse en uno de los centros de inversión e infraestructura más influyentes del mundo. Su expansión internacional está marcada principalmente por la Belt and Road Initiative (BRI), también conocida como la Nueva Ruta de la Seda, un ambicioso proyecto geoeconómico que ha redefinido las relaciones comerciales entre Asia, África, Medio Oriente, Europa y Oceanía.

Una red global de países y proyectos estratégicos

Desde su lanzamiento en 2013, la BRI ha sumado cerca de 150 países y más de 30 organizaciones internacionales que han firmado memorandos de entendimiento con China, según lo indica Green Finance & Development Center (GFDC, 2024). Esto la convierte en la mayor red de cooperación económica de su tipo en el mundo moderno.

La iniciativa abarca una profunda cartera de proyectos que incluye:

  • Puertos estratégicos en África Oriental y el Mediterráneo
  • Redes ferroviarias de alta capacidad entre Asia Central y Europa
  • Autopistas, zonas logísticas y corredores industriales en Medio Oriente y el Sudeste Asiático
  • Expansión de redes energéticas, plantas solares y gasoductos
  • Parques tecnológicos y ciudades inteligentes
  • Este ecosistema ha ampliado la influencia china en sectores clave como logística, energía, telecomunicaciones y conectividad digital.
  • Flujos de inversión y contratos internacionales

En 2024, las empresas chinas firmaron contratos de infraestructura en países BRI por alrededor de US $70.700 millones, y la inversión directa no financiera superó los US$25.000 millones, según los reportes anuales del GFDC. Si bien el ritmo ha sido más moderado que en la primera etapa del programa, los flujos continúan creciendo en sectores de alto valor estratégico:

  • Energías renovables (solar, eólica y almacenamiento)
  • Infraestructura digital (centros de datos, cloud, 5G)
  • Servicios logísticos y corredores multimodales

 

La red de acuerdos comerciales que refuerza su influencia

Más allá de la BRI, China también ha construido una arquitectura de acuerdos comerciales que potencia su integración global. Entre los que se destacan se encuentran:

  • Tratados de Libre Comercio (TLC) con Chile, Perú y Costa Rica en América Latina
  • Acuerdos con Nueva Zelanda, Singapur y Pakistán

También la nación ha establecido su participación en organismos y plataformas como:

  • APEC
  • Organización Mundial del Comercio (OMC)
  • Acuerdo Comercial Asia-Pacífico (APTA)
  • Organización de Cooperación de Shanghái (SCO)
  • Zona de Libre Comercio ASEAN-China

El punto más relevante en esta estrategia es el Regional Comprehensive Economic Partnership (RCEP), un mega acuerdo que reúne a 15 países (ASEAN + China, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda). Con una economía combinada de US $26,2 billones, representa aproximadamente un tercio del PIB mundial, convirtiéndose en el mayor bloque comercial del planeta.

Un actor estructural del orden económico global

Como podemos observar este gigante asiático combina inversión estratégica, infraestructura, financiamiento, acuerdos comerciales y tecnología para fortalecer su posición como una potencia económica trans regional. Para los inversionistas, esto representa acceso a:

  • Mercados en expansión
  • Infraestructura superior
  • Corredores logísticos integrados
  • Oportunidades en energía, tecnología y manufactura
  • Mayor conectividad con Asia-Pacífico, la región de mayor crecimiento del mundo

En términos geoeconómicos, pocos países han logrado construir un alcance global tan amplio y profundo en tan poco tiempo. China no solo participa en el sistema internacional: lo está reconfigurando.

Principales impuestos

A continuación podrá encontrar algunos de los principales impuestos de China, si desea conocer al detalle la información tributaria del país puede descargar nuestra App Global Taxes. 

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15% al 25%

Impuesto sobre Sociedades

25%

Impuestos pequeñas empresas

0 % al 13%

Impuesto al valor agregado / IVA

3 al 45%

Impuestos ingresos mensuales

Sectores de interés y oportunidades de mercado

Estos son los sectores que ofrecen más oportunidades de inversión en el país y que cuentan con el respaldo del gobierno para su desarrollo. 

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Vehículos de nueva energía, baterías y tecnologías verdes

El segmento de vehículos de nueva energía (NEV), baterías y tecnologías limpias se ha convertido en uno de los ejes estratégicos del nuevo modelo industrial chino. Esto responde a dos prioridades nacionales, una la transición hacia una economía baja en carbono y la otra el ascenso tecnológico del país hacia industrias de mayor valor añadido.

El gobierno ha ubicado este sector en el corazón de su estrategia de desarrollo: políticas de apoyo, subsidios focalizados, infraestructura de carga en expansión, incentivos a la innovación y una clara apuesta por la movilidad eléctrica. La producción de vehículos eléctricos, baterías de litio, paneles solares, equipos de almacenamiento energético y tecnología asociada es hoy una de las grandes vitrinas del poder industrial chino.

Además, este segmento refuerza la ambición global de China por liderar las industrias del futuro: energía limpia, almacenamiento avanzado y soluciones tecnológicas de descarbonización. A nivel internacional, el país es ya un referente en electromovilidad, eficiencia productiva y competitividad en tecnologías verdes.

La transformación tecnológica es hoy uno de los pilares del desarrollo económico de China, que ha pasado de un modelo basado en manufactura masiva a uno centrado en sectores de alto valor añadido, como electrónica avanzada, semiconductores, robótica, automatización industrial y tecnologías de información. El país se ha consolidado como un hub global de manufactura tecnológica, con liderazgo en maquinaria avanzada, equipos eléctricos, paneles solares y componentes electrónicos, reforzando su integración en las cadenas globales de valor.

Las cifras confirman este cambio estructural: en 2024, el sector de industria e información tecnológica integrado por manufactura avanzada, alta tecnología industrial e innovación digital aportó más del 40% del crecimiento económico, según reportes oficiales. Además, el Information Technology & Innovation Foundation (ITIF) destaca el liderazgo chino en maquinaria avanzada, electrónica, metales procesados, paneles solares y robótica industrial. La manufactura de alta tecnología creció por encima del promedio industrial, impulsada por electrónica avanzada, automatización y equipos inteligentes, mientras la inversión en I+D continúa aumentando, situando a China entre los mayores inversores globales en innovación aplicada.

Este desempeño evidencia una transición decidida hacia una economía tecnológica basada en innovación y alto valor agregado, generando oportunidades en joint-ventures de I+D, manufactura avanzada, integración a cadenas globales de valor, exportación de tecnología y desarrollo de soluciones en energías limpias y tecnologías verdes. Entre las principales oportunidades de negocio que ofrece el sector:

  • Producción y ensamblaje de vehículos eléctricos, aprovechando la escala industrial china y su red de proveedores especializados.
  • Inversión en plantas de baterías y sistemas de almacenamiento energético, uno de los segmentos de mayor crecimiento global.
  • Proyectos en energías renovables: paneles solares, parques eólicos, equipos de conversión energética y tecnologías asociadas.
  • Manufactura de componentes tecnológicos para movilidad eléctrica: motores, celdas, inversores, semiconductores para vehículos y sistemas inteligentes.
  • Desarrollo de infraestructura de carga e integración de soluciones de movilidad, incluyendo redes inteligentes y servicios ITS.
  • Joint ventures tecnológicas y de I+D, para el desarrollo de nuevos materiales, baterías de bajo impacto ambiental, tecnologías de reciclaje y sistemas de movilidad avanzada.




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Agricultura y ganadería: Seguridad alimentaria

La agricultura continúa siendo un pilar estratégico para China, no solo por su capacidad productiva, sino por su papel central en la seguridad alimentaria, la estabilidad social y el abastecimiento de un mercado interno de 1.400 millones de consumidores. Aunque su peso relativo en la economía ha disminuido a medida que avanza la industrialización, el sector sigue siendo prioritario dentro de la planificación estatal.

El gobierno chino mantiene políticas activas para modernizar la producción agrícola, garantizar el suministro de granos, elevar el rendimiento de las tierras y fortalecer la cadena agroalimentaria mediante tecnología, mecanización e infraestructura avanzada. La producción ganadera, especialmente la carne porcina, avícola y láctea complementa este ecosistema, impulsada por el crecimiento del consumo de proteínas y la transición hacia modelos de explotación más eficientes y de mayor escala.

China se ha posicionado como uno de los mayores productores de alimentos del mundo, un actor clave en mercados globales de granos, y simultáneamente uno de los mayores importadores cuando se trata de soja, maíz, carne vacuna y otros insumos estratégicos. Esto le otorga un papel dual y altamente relevante en el sistema alimentario global.

La agricultura y la ganadería continúan desempeñando un papel estratégico en la estructura económica de China. Aunque su participación en el PIB se situó alrededor del 6,8% en 2024, el sector mantiene una relevancia significativa por su contribución a la seguridad alimentaria, la estabilidad social y el abastecimiento interno.

En términos laborales, cerca del 23% de la fuerza de trabajo china permanece vinculada a actividades agrícolas y ganaderas, lo que demuestra la magnitud del sector en términos de empleo rural y la importancia de su modernización. Este peso también se refleja en la producción: en 2024, China registró un récord de más de 700 millones de toneladas de granos, consolidándose como uno de los mayores productores mundiales de arroz, trigo y maíz.

El país ha acelerado la modernización de su infraestructura agrícola mediante la creación de 66,7 millones de hectáreas de tierras de cultivo de alto estándar, dotadas de sistemas avanzados de riego, manejo de suelos y capacidades tecnológicas orientadas a maximizar el rendimiento. Esta apuesta resulta crucial, considerando que solo alrededor del 15% del territorio es apto para la agricultura, lo que obliga a China a operar bajo un modelo productivo intensivo y altamente eficiente.

En paralelo, la ganadería china continúa en expansión, manteniendo al país como el mayor productor mundial de carne de cerdo y avanzando en la consolidación de operaciones de gran escala para carne bovina, avícola y láctea. Tanto el Estado como el sector privado han impulsado inversiones en bioseguridad, trazabilidad y automatización, orientadas a robustecer la oferta interna y mejorar la competitividad global.

A esto se suma una renovada capacidad de almacenamiento. La modernización de silos, centros de acopio y plataformas logísticas permite hoy manejar alrededor de 670 millones de toneladas de productos agrícolas, fortaleciendo la cadena de suministro y elevando los estándares de seguridad alimentaria en todo el territorio. Entre las principales oportunidades de negocio del sector están:

  • Tecnología agrícola avanzada (AgTech & FarmTech)
  • Producción de alimentos y agroindustria
  • Ganadería intensiva y tecnología para proteínas
  • Infraestructura agrícola y logística
  • Comercio de commodities y alianzas estratégicas
  • Importación y arbitraje de soja, maíz, trigo y carnes.
  • Joint ventures para asegurar suministro estable a largo plazo.
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Tecnología de punta, innovación e industrias de alto valor añadido

La transformación tecnológica se ha convertido en uno de los ejes estratégicos de China para consolidar una economía basada en innovación, sofisticación industrial y competitividad global. El país ha evolucionado desde un modelo centrado en la manufactura de gran escala hacia uno donde predominan sectores de alto valor añadido, como electrónica avanzada, semiconductores, robótica, automatización industrial y tecnologías de información. Esta transición responde tanto a la necesidad de elevar la productividad como a la ambición de liderar las industrias estratégicas del futuro. China ya es un “hub global” de manufactura tecnológica: produce equipos eléctricos, maquinaria avanzada, paneles solares, componentes electrónicos y un abanico creciente de bienes industriales de última generación, reforzando su posición en las cadenas globales de valor.

Las cifras confirman que el sector tecnológico–industrial es uno de los verdaderos motores del crecimiento chino. En 2024, el sector de industria e información tecnológica”, conformado por manufactura avanzada, alta tecnología industrial e innovación digital, generó más del 40% del crecimiento económico nacional, según reportes oficiales. Evaluaciones del Information Technology & Innovation Foundation (ITIF) destacan que China ocupa posiciones líderes en maquinaria avanzada, electrónica, metales procesados, equipos eléctricos, paneles solares, robótica industrial y diversos componentes tecnológicos. La manufactura de alta tecnología creció por encima del promedio industrial nacional, impulsada por la expansión de la electrónica avanzada, la automatización, los equipos inteligentes y los materiales de nueva generación. A ello se suma una inversión en investigación y desarrollo (I+D) en constante expansión: China se ubica entre los mayores inversores del mundo en innovación aplicada y desarrollo de industrias estratégicas. En conjunto, estas cifras reflejan una transición clara del país: dejar atrás el modelo de “producción masiva” para consolidar una economía tecnológica sustentada en innovación, sofisticación y productos con alto valor agregado. Entre las principales oportunidades de negocio que ofrece el sector están:

  • Joint-ventures de I+D y centros de innovación aplicada
  • Manufactura avanzada y producción de tecnologías de alto valor
  • Integración en cadenas globales de valor tecnológico
  • Proyectos orientados a exportación de tecnología y componentes
  • Innovación en energías limpias y tecnologías verdes
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Un ecosistema industrial de escala mundial

China mantiene su posición como principal potencia manufacturera del mundo, y lo hace no solo por volumen, sino por una transformación profunda hacia industrias de alto valor añadido. En 2024, el valor agregado industrial alcanzó los 40,5 billones de yuanes unos US$ 5,65 billones, consolidando nuevamente su liderazgo global. El sector manufacturero representó el 24,9 % del PIB nacional, reflejando su peso estructural en la economía y su papel como principal motor de crecimiento.

Durante la última década, gigante asiático dejó de ser únicamente la fábrica del mundo para convertirse en un ecosistema industrial sofisticado, impulsado por innovación, automatización, digitalización y maquinaria avanzada. Hoy, más de 570 empresas industriales chinas figuran entre las de mayor inversión en I+D del planeta, según cifras oficiales, demostrando la magnitud del salto tecnológico.

La capacidad de China para integrar toda la cadena de valor manufacturera en un solo territorio, como proveedores, logística, materiales, maquinaria, talento técnico y capacidad de exportación, es un activo difícil de replicar en cualquier otro país. Esta combinación crea una ventaja competitiva única para empresas que buscan producir, escalar rápido y acceder a mercados globales desde un mismo punto.

Los sectores que lideran esta transformación incluyen:

  • Maquinaria y equipo eléctrico
  • Manufactura de alta tecnología
  • Automóviles y vehículos de nueva energía (NEV)
  • Equipos electrónicos y componentes industriales
  • Metales y materiales avanzados
  • Robótica, automatización y soluciones de “fábrica inteligente”

El dinamismo del mercado es evidente: la manufactura de equipos y la manufactura de alta tecnología registraron crecimientos cercanos al 8 % anual, mientras que los vehículos eléctricos y las tecnologías limpias se consolidaron como pilares del nuevo modelo industrial chino. Entre las principales oportunidades de negocio que ofrece el sector están:

  • La manufactura avanzada china ofrece múltiples rutas de entrada para inversionistas:
  • Joint ventures para producir maquinaria, componentes o productos industriales.
  • Inversión en vehículos de nueva energía, baterías, sistemas de carga y componentes automotrices.
  • Participación en la cadena de proveedores de tecnología, desde electrónica hasta materiales especializados.
  • Soluciones de modernización industrial (automatización, robótica, eficiencia energética y digitalización).
  • Plantas industriales orientadas a la exportación, aprovechando economías de escala y cadenas logísticas integradas.

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